La distinción es otorgada a egresados de la Casa de Bello que hayan prestado servicios distinguidos a la Universidad y al país a través del ejercicio de sus labores profesionales y académicas. La ceremonia de entrega de este reconocimiento fue encabezada por la Rectora Rosa Devés y participaron en ella los anteriores galardonados, la profesora Faride Zerán y el profesor Emilio Roessler, entre otras autoridades e integrantes de la comunidad universitaria.
En una ceremonia realizada en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, la Rectora Rosa Devés entregó la Medalla Rector Juvenal Hernández Jaque al Profesor Titular del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina, Manuel Oyarzún Gómez, en la mención “Ciencia y Tecnología”; y al Profesor Titular de la Facultad de Derecho, Enrique Barros, en la mención “Artes, Letras y Humanidades”.
En diciembre del año pasado, el jurado –compuesto por la Rectora Devés; la Prorrectora Alejandra Mizala; el vicerrector de Asuntos Académicos, Claudio Pastenes; y los profesores Faride Zerán y Emilio Roessler, galardonados con la misma Medalla el año 2022– resolvió otorgar esta distinción a los profesores Oyarzún y Barros por su destacada contribución a la Universidad y al país en las áreas de la salud y el derecho, respectivamente.
La Rectora Devés fue la encargada de entregar este reconocimiento, el cual, explicó, «se aloja en el núcleo más esencial de nuestra misión universitaria: la búsqueda de la excelencia en todas las dimensiones del quehacer académico, en consonancia con los valores de nuestra institución, a través de una obra que trasciende e influye en la sociedad (…) Las significativas contribuciones de los profesores Barros y Oyarzún evidencian carreras brillantes y generosas que reflejan fielmente la visión del legado del Rector Juvenal Hernández«, afirmó.
En sus palabras, además, destacó los dos tipos de prácticas que deben darse en el seno de una universidad. Siguiendo los planteamientos del investigador Simon Marginson, señaló que las prácticas relacionadas a la asociación comunicativa y las prácticas intelectuales seculares permiten el ejercicio de una actividad intelectual productiva. «Los profesores hoy homenajeados encarnan esa visión en toda su amplitud y en toda su complejidad. Respetados y admirados por sus estudiantes, líderes en sus respectivos campos disciplinares y profesionales, forjadores de instituciones, servidores públicos e innovadores. Lo anterior lo han logrado con humildad, con amabilidad y con una genuina preocupación por los y las demás. Han ejercido su influencia en el derecho y en la investigación biomédica, cada uno con su estilo propio, pero siempre fieles a un ideal de universidad que valora y protege la libertad de pensamiento, defiende la autonomía y permite diversas manifestaciones de un mismo propósito», agregó.
Hasta ahora, el premio se había entregado a un total de 60 personas.
Un homenaje académico
El profesor Oyarzún, especialista en enfermedades respiratorias que ha desarrollado una reconocida labor científica a través de proyectos Fondecyt y de organismos nacionales y extranjeros, se mostró agradecido por el reconocimiento.
En la producción científica del profesor Oyarzún destaca su trabajo estudiando los efectos de la contaminación atmosférica en la salud de la población, que lo ha llevado a enfatizar la necesidad de mejorar la calidad del aire y las condiciones medioambientales. Sobre esta labor, comentó que «estos estudios permiten proyectar el conocimiento adquirido hacia la comunidad a través de los medios de comunicación y de las autoridades ambientales para implementar normas que protejan a la población expuesta y, además, implementar planes de descontaminación que permitan o que eviten exceder la norma”.
“Esto no ha sido una tarea fácil, ya que en nuestro país aún existen muchas ciudades que exceden las normas ambientes y, como si fuera poco, han surgido las zonas de sacrificio como Puchuncaví y Ventanas, zonas en las que se han instalado numerosas fuentes industriales contaminantes”, expuso el profesor Oyarzún.
El académico también es director de la Revista Chilena de Enfermedades Respiratorias, presidente del Comité de Ética de Investigación en Seres Humanos de la Facultad de Medicina de nuestra Universidad y Miembro de Número de la Academia Chilena de Medicina, entre otros cargos.
“A nivel nacional, la antigua disyuntiva de fomentar la ciencia básica o la aplicada debería dirimirse en favorecer la buena ciencia, independientemente de otros calificativos, no olvidando el factor humano, que apunta a la promoción de investigadores jóvenes, talentosos, compasivos e inspirados en buscar las respuestas a las preguntas dirigidas a develar los secretos propios de la naturaleza o de las enfermedades”, señaló el galardonado.
Por su parte, el profesor Barros, quien está adscrito al Departamento de Derecho Privado –cuyo Consejo presidió entre 1988 y 1992– y dirigió el Doctorado en Derecho de la Casa de Bello, del cual además es responsable de su creación y organización, agradeció «esta honrosa medalla a las alumnas y alumnos que me han acompañado a lo largo de mi vida académica en la Universidad de Chile». Reflexionó, asimismo, que «en esta universidad nos miramos en un plano de igualdad y respeto. Pensamos y creemos distinto. El sello de una gran universidad es el predominio de una razonabilidad por sobre la ideología abstracta, de la conversación ilustrada, del sobrecogimiento por la belleza del bien pensar, de reconocer la huella de lo mejor de las anteriores generaciones, del servicio a Chile en lo que nos corresponde».
Dentro de la Facultad, Enrique Barros ha sido profesor de las cátedras de Introducción al Derecho, Derecho Internacional Privado y Derecho Civil. Cuenta con una larga experiencia en el ejercicio privado de su profesión desde 1979, además de haber cumplido funciones públicas como abogado integrante de la Corte Suprema entre 2000 y 2006, y entre los años 2007 y 2011. También ocupó el cargo de presidente del Colegio de Abogados A.G. y actualmente es árbitro de los centros de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago y del Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones.
Trayectorias que contribuyen
Antes de otorgar los reconocimientos, el profesor Emilio Roessler –Medalla Juvenal Hernández Jaque 2022 en Ciencia y Tecnología– fue el encargado de presentar al profesor Oyarzún, de quien destacó “su dedicación ejemplar en esta casa de estudios, tanto como investigador, docente y cumpliendo con gran entrega labores de investigación, administrativa, docencia y extensión (…) Su labor docente ha sido intensa y extensa”. Destacó también su labor investigativa sobre los efectos de la contaminación atmosférica en la salud de las personas, “su gran tema, siendo un verdadero activista en las necesidades de mejorar el medioambiente para mejorar la contaminación atmosférica que tanto daño hace”.
“En sus propias palabras, refiriéndose a su carrera, dice ‘nos ha permitido proyectar el conocimiento adquirido hacia la comunidad a través de las autoridades ambientales, los medios de comunicación y las sociedades científicas para lograr la implementación de normas ambientales que protejan a la población de los efectos de la contaminación ambiental’”, relató el profesor Emilio Roessler.
El ganador de la mención en Artes, Letras y Humanidades, por otra parte, fue destacado profesionalmente por la académica premiada en esta categoría el año 2022, la profesora Faride Zerán. En sus palabras, recorrió la trayectoria académica del profesor Barros y sus características personales, como rol de padre, su gusto por el campo y afición por la ópera y la música clásica, además de destacar la experiencia de sus estudiantes y lo que recuerdan de sus clases.
«Hoy distinguimos, en la figura del profesor Enrique Barros, no solo una trayectoria académica y profesional, sino -por sobre todo- una vocación, una ética pública y un espíritu plasmado en un quehacer cuya impronta humanista y democrática desafían al espíritu de su tiempo. Este desafío fue también el impulso que plasmó Juvenal Hernández (…), un Rector que nos legó no solo el reconocimiento a la relevancia de las artes, las humanidades y la creación artística, más allá de los muros de la Universidad, sino también la defensa de la libertad y el estímulo al pensamiento crítico y al debate de ideas, elementos centrales que han contribuido a fortalecer la democracia tanto al interior de la Universidad como en el país. Esta medalla que lleva su nombre hoy recae en el profesor Enrique Barros, como fiel exponente de cada uno de estos valores», expresó la profesora Zerán.
En la ceremonia estuvieron presentes la Prorrectora de la Universidad de Chile, Alejandra Mizala; la contralora universitaria, Magdalena Gandolfo; la presidenta del Tribunal Constitucional, Nancy Yáñez; el ex Rector de la Casa de Bello, Luis Riveros; las y los vicerrectores Claudio Pastenes, Pilar Barba y Josiane Bonnefoy; el Rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña; además de decanos de la U. de Chile, senadoras y senadores universitarios, familiares, amigos, amigas y cercanos de los homenajeados.
La Distinción Medalla Rector Juvenal Hernández fue instituida por Decreto Universitario en el año 1983, coincidiendo su creación con la conmemoración de los 50 años del nombramiento del profesor Juvenal Hernández como Rector de la Universidad de Chile. Es otorgada a ex estudiantes de la Casa de Bello que hayan prestado servicios distinguidos a la Universidad de Chile y al país a través del ejercicio de sus respectivas labores profesionales.
Texto: Prensa U. de Chile / Fotografías: Alejandra Fuenzalida Publicado el miércoles 10 de abril de 2024