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Detección y tratamiento precoz de bacteria en escolares podría prevenir el cáncer gástrico

Publicado en el Mercurio

Investigadores chilenos llevan a cabo un estudio clínico que busca demostrar la eficacia de una estrategia de erradicación de este patógeno en la población joven.

El cáncer gástrico es una de las principales causas de muerte oncológica en el país, según datos del Ministerio de Salud. Un factor que está muy vinculado a su aparición, aunque no el único, es la bacteria Helicobacter pylori, que se estima está presente en alrededor del 70% de la población chilena.

De allí que aplicar programas de erradicación masiva puede disminuir la incidencia de este cáncer —así como de otras patologías asociadas; úlceras y gastritis, por ejemplo—, tal como se lleva a cabo en naciones asiáticas como Japón. Pero más que hacerlo en adultos, una alternativa es aplicar esta medida en población de menor edad.

Esa es precisamente la estrategia que investigadores chilenos han comenzado a estudiar, considerando que en trabajos previos lograron demostrar que al menos el 20% de los niños contrae esta bacteria antes de los 3 años.

“En niños de 4 a 5 años la bacteria ya está presente en hasta el 30% de los casos, y a edades mayores ese porcentaje llega al 40% o 50%”, comenta Miguel O’Ryan, decano de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y académico del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM), quien en la última década ha encabezado diversos trabajos científicos en esta área.

Así, una persona que tiene cáncer gástrico, una enfermedad que suele aparecer pasado los 50 años, “probablemente adquirió la bacteria varias décadas antes y se pudo haber prevenido el desarrollo de esta enfermedad erradicando la infección de forma oportuna”.

La bacteria Helicobacter pylori (en la imagen inferior) se estima que está presente en alrededor del 70% de la población chilena. El estudio se extenderá por cuatro años. KIEL UNIVERSITY

“La hipótesis es que la infección ocurre precozmente —asociada principalmente a contaminación fecal-oral—, y mientras más se extiende en el tiempo se asocia a mayor riesgo de cáncer”, precisa el investigador.

De hecho, en trabajos anteriores, observaron que muchos niños con la bacteria no presentan síntomas pero “sí encontramos marcadores de inflamación (a nivel gástrico) alterados. Entonces la bacteria precozmente ya está causando alteraciones”, agrega.

Llegar a tiempo

A partir de estos antecedentes, un equipo de investigadores liderado por O’Ryan, que incluye a especialistas del ICBM así como de las universidades de La Frontera y de Aysén, trabajan en un estudio clínico que busca demostrar la eficacia de una estrategia de tamizaje y tratamiento precoz en población joven.

“Lo innovador de esta estrategia es buscar la bacteria en personas asintomáticas, tal como se está haciendo en países asiáticos, en donde ya se realiza tamizaje en población general pasados los 40 años”, comenta Yalda Lucero, gastroenteróloga pediátrica del Programa de Microbiología de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y miembro del equipo de investigadores.

Para ello, gracias al financiamiento de Fondecyt, hace seis meses comenzaron a enrolar a escolares de 15 a 18 años de tres ciudades del país (Santiago, Temuco y Coyhaique). La idea es reclutar a mil jóvenes, con el fin de identificar entre ellos a unos 200 casos en los que la bacteria esté presente, a través de un test de aire espirado.

“El examen es simple y poco invasivo; el adolescente debe tomar una pastilla de urea, que al tomar contacto con la bacteria genera CO2. Luego debe soplar en una bolsa y se toma la muestra de aire para analizar”, explica Lucero.

Una vez que tengan los 200 casos, estos serán divididos en dos grupos: la mitad recibirá un tratamiento con antibióticos por dos semanas y la otra mitad quedará como grupo control. “La idea es seguirlos por dos a tres años y esperamos erradicar la bacteria en al menos el 80% de los casos que fueron tratados con antibióticos”, precisa el experto. Así ocurrió en un estudio piloto previo, con 80 niños.

Asimismo, los investigadores esperan observar otros aspectos, como si presentan menos síntomas (lo habitual, cuando hay inflamación crónica del estómago, es dolor a la palpación) y menos marcadores de inflamación. Además quieren ver si los antibióticos alteran la microbiota intestinal, por ejemplo.

En el estudio, que se extenderá por cuatro años, también se busca evaluar la tasa de reinfección en quienes se había logrado erradicar la bacteria. “En el estudio piloto, el 10% de los casos presentaba nuevamente la bacteria a los dos años”, dice O’Ryan.

“En ese sentido, la estrategia de tamizaje nos podría ayudar a llegar a tiempo, y evitar que se desarrolle un proceso inflamatorio crónico que podría llevar finalmente a desarrollar cáncer”, puntualiza.

Detección y tratamiento precoz de bacteria en escolares podría prevenir el cáncer gástrico