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Desde la alerta por gripe aviar hasta la búsqueda de fósiles: Los proyectos U. de Chile en la Antártica de este verano

En diciembre, una expedición de emergencia llegó a la Antártica para indagar la presencia de gripe aviar en el Continente Blanco, un fenómeno que concentró el trabajo de distintos investigadores de la Universidad de Chile este verano. A esta contingencia, además, se sumaron iniciativas como la exploración de nuevas zonas con fósiles de la Era de los Dinosaurios, cuantificar la presencia de contaminantes orgánicos de origen humano, un proyecto de gobernanza para abordar los riesgos que enfrenta el ecosistema antártico y el estudio de la biodiversidad para proyectar los efectos del cambio climático sobre la vida en el planeta.

Este verano se desarrolló la Expedición Científica Antártica (ECA) número 60 organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACh), un verdadero hito en la historia de la presencia chilena en el Continente Blanco, despliegue en el que la Universidad de Chile ha mantenido una participación activa y constante como principal referente en investigación del país. Gran parte de los integrantes de la Casa de Bello que participaron en esta expedición, además, pertenecen al nuevo Instituto Milenio BASE (Biodiversidad de Ecosistemas Antárticos y Subantárticos), centro encabezado por la U. de Chile cuyo objetivo es comprender cómo se desarrolla la vida en este territorio para evaluar y predecir los efectos del cambio climático.

Elie Poulin, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y director del Instituto Milenio Base, destaca que durante el periodo 2023-2024 “más de una treintena de investigadoras e investigadores han estado desplegados en terreno. Grupos dedicados al estudio de la biodiversidad en invertebrados marinos, aves, plantas, insectos, microorganismos, así como del derecho antártico, han estado investigando en el Continente Blanco, y recopilando datos de suma relevancia”.

El buzo científico y explorador antártico afirma, además, que la colaboración y asociatividad han sido fundamentales en este trabajo, el cual busca “aportar a la discusión pública sobre conservación, evolución, océanos, cuidado de los ecosistemas y el rol de la Antártica como pieza clave en la biodiversidad del planeta. Para este año también inauguraremos novedosos proyectos de divulgación científica orientados a estudiantes, profesores y familias».

Emergencia por gripe aviar

El pasado mes de diciembre llegó la primera expedición de emergencia a la Antártica para indagar sobre posibles focos de gripe aviar en la fauna del Continente Blanco, un fenómeno que ha puesto en alerta a la comunidad internacional y que la Universidad de Chile, a través de investigadores de diversas unidades, está estudiando junto a científicos del Instituto Antártico Chileno (INACH) y otras instituciones. En esta línea, hace pocos días un equipo de investigadores españoles precisamente confirmaron la detección de un virus altamente patógeno de gripe aviar en aves muertas de la Antártica.

Gonzalo Barriga, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile e investigador adscrito del Instituto Milenio BASE, es parte del equipo que se ha desplegado en terreno para monitorear esta contingencia. El objetivo de esta expedición, indica, es “realizar un trabajo de detección temprana y de vigilancia epidemiológica del virus de la influenza aviar altamente patógena (IAAP) en la península Antártica. Es importante señalar que este es un esfuerzo conjunto, liderado por equipos especialistas en virología y aves, para comprender la presencia y evolución de la gripe aviar en el continente helado”.

El académico destaca que este tipo de estudios “permiten contribuir a la toma de decisiones sobre planes de manejos de virus, protocolos de bioseguridad y nuevo conocimiento al momento de enfrentar virus como el de la influenza aviar”. Junto a él, además, participaron en esta tarea como equipo de apoyo la estudiante de Doctorado en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias, Camila Soto, y la médico veterinaria Scarlet Ubeda, quienes recolectaron y analizaron muestras en terreno para el Laboratorio de Virus Emergentes del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile.

Otro equipo de la Universidad de Chile que viajó a la Antártica este verano frente a la emergencia por gripe aviar pertenece a la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet). El equipo, encabezado por el profesor Víctor Neira, académico del Laboratorio de Virología de esta unidad académica, recibió una invitación para participar en una iniciativa dirigida por el Dr. Marcelo González, actual jefe del Departamento Científico del INACH, cuyo objetivo es establecer en la Antártica un programa de vigilancia activa de este patógeno con la intención de realizar su detección temprana en la región.

Bárbara Berazay, estudiante del Magíster de Ciencias Animales y Veterinarias, y Benjamín Bennett, médico veterinario e investigador del Laboratorio de Virología Animal de Favet fueron los integrantes de esta unidad que viajaron a la Antártica en el marco de esta iniciativa. Desde diciembre, ambos han colaborado en la primera etapa de este trabajo en la base científica profesor Julio Escudero, en la Isla Rey Jorge. “Nos hemos dedicado a tomar muestras de diversas especies marinas potencialmente susceptibles a esta variante de influenza para, por medio de técnicas de diagnóstico molecular, determinar si se encuentra presente en la región y así poder colaborar en un sistema de alerta temprana”, explica Bárbara Berazay.

Durante marzo, además, se sumarán a este trabajo Gabriela Muñoz y Naomi Ariyama, ambas estudiantes del Doctorado en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias del Campus Sur de la Universidad de Chile, quienes continuarán la toma de muestras ambientales de la primera etapa, asociadas a las heces de los animales. También realizarán toma de muestras directas de las especies y de suero para comprobar si hubo exposición al virus. “Este trabajo se realizará principalmente en pingüinos, ya que son más dóciles de manipular, viven en poblaciones grandes y, por su tamaño, se permite sacar una buena muestra de sangre en comparación de otras aves más pequeñas o, en el otro extremo, los grandes mamíferos”, comenta el profesor Neira.

Gobernanza en el Continente Blanco

Una de las líneas de investigación del Instituto Milenio Base está enfocada en proponer políticas de conservación y gobernanza para la Antártica, área de trabajo que es dirigida por el profesor Luis Valentín Ferrada, académico de la Facultad de Derecho de la U. de Chile. Giovannina SutherlandCatalina Sepúlveda y María Jesús Maibe fueron las integrantes de esta unidad que viajaron al Continente Blanco este verano. Sutherland, investigadora adscrita del Instituto Milenio BASE y coordinadora del Programa de Estudios Antárticos de la Universidad de Chile, afirmó que esta expedición, que llevó a tres abogadas a la Antártica para desarrollar un proyecto de investigación sobre la gobernanza de este territorio, representa un momento histórico.

“A través de un trabajo de observación de campo, entrevistas y visita a bases científicas, identificamos las diferencias normativas que han establecido los Estados parte del Tratado Antártico para regular la prevención, control y gestión de gripe aviar en la Antártica, en particular en Chile, Argentina, Estados Unidos y Australia. Esta iniciativa se enmarca en un trabajo dirigido por el Dr. Luis Valentín Ferrada desde el Instituto Milenio BASE, en el que se identifican materias que, a pesar de impactar a todo el Sistema del Tratado Antártico, no han sido posibles de regular con medidas que unifiquen criterios, tal como ocurre en este caso con la contingencia de gripe aviar», explica sobre este trabajo Giovannina Sutherland.

A su regreso, las investigadoras buscarán desarrollar iniciativas que permitan evidenciar el rol pionero que ha tenido nuestro país en esta regulación y la importancia de la cooperación internacional ante riesgos comunes que afectan la biodiversidad antártica y subantártica, como la alerta por la presencia de gripe aviar en la fauna de la Antártica.

Nuevas pistas de la Era de los Dinosaurios

Este año también fueron parte de la Expedición Científica Antártica (ECA) los investigadores de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile Jhonatan Alarcón y Juan Pablo Pino, quienes exploraron principalmente la isla Snow, parte del archipiélago de las Shetland del Sur. «Lo que hicimos fue prospectar en la isla para buscar fósiles tanto de animales marinos como de plantas, así como también obtener información sobre las unidades geológicas en las que se encontraban estos fósiles, caracterizar las rocas y, a partir de esa caracterización, tratar de determinar los tipos de ambientes en los que se preservaron los fósiles de este lugar», explica Alarcón.

Ambos investigadores, pertenecientes a la Facultad de Ciencias de la U. de Chile y al nuevo Núcleo Milenio Evotem, participaron en esta expedición en el marco de un Proyecto Fondecyt postdoctoral encabezado por la geóloga Leslie Manríquez, del INACH, trabajo del que también fue parte la investigadora Viviana Lobos. De acuerdo a Jhonatan Alarcón, el despliegue de este equipo permitió recopilar nuevos antecedentes sobre las «plantas fósiles que habitaron este territorio hace 120 millones de años, en el Cretácico Inferior, cuando todavía las plantas con flores no eran muy abundantes y el mundo vegetal estaba dominado por helechos y otros tipos de plantas extintas«.

«Yo acompañé al grupo como paleontólogo de vertebrados con el objetivo de buscar fósiles de vertebrados, huesos de algún tipo de animal. Hasta ahora nunca se han registrado o publicado vertebrados fósiles de estas islas. No encontramos ningún vertebrado, como ya había pasado en otros momentos, lo que era muy esperable dado los antecedentes. Pero, en contrapartida, encontramos un registro muy rico de distintos tipos de plantas fósiles», detalla Alarcón sobre esta campaña, en la que también encontraron restos fragmentarios de animales invertebrados en unidades marinas.

En este sentido, destaca que la expedición permitirá conocer un poco más sobre lo que pasó en la Antártica en este periodo de tiempo. «La mayor parte de los fósiles o las investigaciones paleontológicas se han centrado en islas como Vega, Seymour o James Ross, en la que se han encontrado restos de animales y plantas de finales de la Era de los Dinosaurios. Pero aquí estamos viendo restos de la vida que vivió hace 120 millones de años, que es un momento en la historia de la vida en la Tierra, que -en general- es menos conocida a nivel mundial«, señala.

Biodiversidad y contaminantes

La ECA N° 60 también tuvo a otros investigadores de la Universidad de Chile desplegados en el Continente Blanco en el marco de diversos proyectos. Uno de ellos es Paula Tapia, estudiante de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Casa de Bello, quien es parte de un equipo dedicado al estudio de contaminantes orgánicos de origen humano presentes en la Antártica, como pesticidas y aquellos producidos por la combustión de carbono, los que se transportan largas distancias hasta este rincón del mundo a través del aire. La investigadora viajó a la Antártica en el marco de este proyecto que encabeza el Dr. Cristóbal Galbán, de la Universidad Mayor, para desarrollar su tesis de magíster sobre la presencia de estos materiales en el fitoplancton y zooplancton de la zona.

Paula afirma que trabajar en la Antártica fue un sueño y que en este lugar pudo contemplar lo único de este ecosistema. Por otra parte, plantea que «trabajando con la contaminación ambiental te das cuenta de lo dañino que pueden ser todas las fuentes contaminantes locales de Antártica, además de la contaminación que llega desde el continente. Los efectos del calentamiento global ya se están viendo en este lugar, los glaciares se derriten a mucha más velocidad de antes y esto también libera contaminantes que están atrapados aquí. La Antártica es un lugar que parece prístino, pero ya no lo es, lamentablemente. Por eso la importancia de estudiar sus efectos, sobre todo a nivel de estos contaminantes que son los más tóxicos, llegando incluso a biomagnificarse a través de la cadena trófica«. 

Relata, asimismo, que esta experiencia tuvo un impacto tremendo a nivel personal y profesional. «Trabajar con las condiciones climáticas de la Antártica es muy diferente al trabajo en el continente. A mí me tocó salir mucho a navegar para las muestras marinas que necesitábamos y tuve harto contacto con el ambiente. La temperatura del océano austral en esta zona está aproximadamente entre los -1 y 0° en verano, sumado a la velocidad del viento y el esfuerzo técnico que se requiere para la toma de muestras. Es duro. Tienes que actuar rápido, resolver y seguir adelante. No puedes quedarte en los problemas. Creo que a nivel personal fue una de las grandes lecciones que me dejó la Antártica, y también la importancia del trabajo en equipo«.

Otra investigadora que desarrolló trabajo de campo en esta temporada fue Mélanie Delleuze De Prada, investigadora doctoral de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y de la Université Libre de Bruxelles, quien esta temporada viajó por primera vez al Continente Blanco en el marco de una investigación liderada por la Dra. Léa Cabrol, investigadora del Instituto Milenio BASE, del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD) y del Instituto Mediterráneo de Oceanografía (MIO), cuyo objetivo es estudiar la biogeografía microbiana marina, a través de los microhabitats que ofrecen los erizos como hospederos.

«Mi objetivo fue tomar muestras del erizo antártico Abatus agassizii, que se encuentra en el océano Austral, es decir, en el océano que rodea al continente y que es rico en biodiversidad. Mediante buceo científico se toman muestras que después se analizan en el laboratorio con el objetivo de comprender cómo la especificidad del hábitat puede modular estos patrones biogeográficos. Es realmente importante todo el trabajo científico que se realiza con organismos antárticos menos conocidos y poco percibidos, y en particular con microorganismos, ya que ellos, a pesar de su pequeño tamaño, cumplen un rol fundamental en los ecosistemas y en los ciclos biogeoquímicos del océano Austral«, explica la investigadora sobre esta línea de trabajo impulsada desde el Instituto Milenio BASE.

Cristian Fuentes Valencia
Prensa Uchile Publicado el martes 05 de marzo de 2024

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